Argentina y Chile son los países que más las usan en América Latina. El problema también se extiende usuarios de otras edades y afecta a todas las clases sociales.
Un estudio de The Happiness Research Institute, publicado a fines de 2015, concluyó que las personas que dejan de utilizar Facebook en sólo una semana se sienten más felices y menos preocupadas. También se observó un aumento en su actividad social cara a cara y menos dificultad para concentrarse. Además, dijeron haber tenido la sensación de que a lo largo de 7 días habían desperdiciado menos su tiempo.
El 78 por ciento de los millennialls (los nacidos entre 1980 y 2000) en todo el mundo tienen un smartphone y el 80 por ciento de ellos afirmaron que no saldrían de su casa sin su celular.
Una encuesta realizada por Millward Brown para LG Electronics Argentina reveló que la idea de pasar un día sin su celular haría sentir a esta generación desconectada del mundo, desinformada y aburrida.
En tanto, el 64 por ciento de los usuarios millennialls creen que las tecnologías móviles transformaron el entretenimiento, dado que el 70 por ciento las utiliza en sus redes sociales y el 54 por ciento para informarse. Las llamadas, en tanto, no tienen un uso fundamental como sí sucede en personas de otros rangos de edad.
Además, crece la necesidad entre los adolescentes por publicar todo lo que hacen, día a día, en las redes sociales. Esta encuesta afirmó que el 57 por ciento de los jóvenes sub-35 comparte cada situación de su vida a través de sus “smartphones”.
Dependencia
El uso excesivo de la tecnología no afecta exclusivamente a los jóvenes, ya que también es común ver a personas mayores caminando y mirando la pantalla del celular o, lo que es peor, conduciendo un vehículo mientras interactúa a través de su móvil. Sin embargo, en los “millenialls” es más visible debido a que ellos son “nativos digitales”.
“Esto se inició hace unos años y comenzó a incrementarse con la conectividad. Algunos decían que las críticas surgieron tempranamente como resistencia al avance tecnológico, pero antropológicamente siempre hubo innovaciones a lo largo de toda la historia humana”, analizó la antropóloga social Cristina Mogensen.
Con la profundización del fenómeno de la dependencia de la tecnología “se lo tomó en serio y ahora, desde distintos ámbitos disciplinarios, se habla de adicciones. Es como con todo, tal como decía en el Oráculo de Delfos: nada en exceso”, dijo la especialista.
Si bien calificó a la cuestión como “un fenómeno transversal que atraviesa a todas las edades y clases sociales”, aseguró que se nota más entre los “millenialls porque son nativos digitales”.
En ese sentido explicó que “somos los únicos seres vivos que cargamos con cosas, que transportamos, porque generamos tecnología pero nos hace dependientes”.
Y, entre los aspectos negativos, aseveró que “a diferencia de otras, porque siempre hubo innovaciones tecnológicas, es que esta afecta el sentido de la realidad y el problema radica en confundir lo virtual con la realidad”.
Así, ya aparecieron diversos estudios científicos que enumeran las señales de adicción y el uso excesivo de la tecnología y las redes sociales.
Testimonios
Yésica, una estudiante de 22 años que llegó a Mar del Plata desde Ushuaia para estudiar Derecho, se describió como usuaria de redes sociales como “Facebook, Twitter, Instagram y Whatsapp. Cuando trabajaba como relaciones públicas las utilizaba mucho más, ahora las miro cada tanto y me informó a través de ellas”.
A las mismas las usa desde su teléfono celular, al cual casi no utiliza “para hablar. Sólo me llaman mi mamá y mi papá y yo a lo mejor llamo a mi novio, pero porque tenemos la misma compañía y no me cobra, sino la llamada es cara”, explicó.
Si bien reconoció que porta las redes en su “smartphone”, aseguró que “cuando estoy en casa casi no las uso, sino que me sirven para pasar el tiempo muerto”.
Ignacio, estudiante de Psicología de 19 años, es usuario de “Facebook, Twitter, Instagram y YouTube” tanto para “estar en contacto con otras personas como para usar las herramientas que ofrecen. Pero más que nada como entretenimiento”.
Asimismo, consideró que “en muchos casos son una adicción y más aún con el aumento de la tecnología que se crean comodidades y al mismo tiempo necesidades donde antes no las había”.
Por su parte, la estudiante de sociología Sofía, de 24 años, reconoció que “en cierto sentido” el uso de las redes sociales se transforman en algo adictivo porque “muchas veces me encuentro agarrando el celular y mirándolo sólo por inercia o aburrimiento. El tiempo que le termino dedicando por día al teléfono termina siendo mucho.
Hoy por hoy incluso, reemplaza muchas veces el uso que antes le destinaba a la computadora, siendo el celular el dispositivo que más uso, excepto en el trabajo”.
Asimismo describió que las usa “para leer información, para ver y estar en contacto con amigos y familiares, para publicar o compartir cosas que me resulten interesantes de mostrar. También las uso cuando estoy aburrida, para pasar el tiempo”.
On line
Argentina y Chile son los dos países que más usan la redes sociales en América Latina. En Argentina también existe la necesidad por estar conectado gracias al uso de la tecnología. En este sentido, un informe reciente de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) indicó que Argentina es el país “más conectado” de América Latina, con un 69, 4 por ciento de usuarios, seguida por Uruguay, Chile y Brasil.
Otro estudio reveló que Argentina y Chile son los países que más usan las redes sociales en América Latina y los siguen México y Colombia, según un informe presentado por la empresa de medición digital IMS Mobile, en el marco de la celebración del Día Mundial de Internet.